06 Nov Caídas y reclamaciones: el deber de diligencia y cómo demostrar que no pudiste evitar el accidente
Caídas y reclamaciones: el deber de diligencia y cómo demostrar que no pudiste evitar el accidente
Las caídas en la vía pública o en establecimientos privados son más frecuentes de lo que parece y pueden causar lesiones graves. No obstante, para que exista derecho a indemnización no basta con acreditar el daño, sino que es necesario demostrar que el afectado actuó con diligencia y que, aun así, no pudo evitar la caída. Desde Abogados Tenerife, explicamos en qué consiste este deber de diligencia y cómo se prueba ante la administración o los tribunales.
El deber de diligencia del peatón o usuario
La normativa y la jurisprudencia exigen que toda persona actúe con una mínima diligencia al transitar por la vía pública o acceder a un establecimiento. Esto significa comportarse con precaución razonable: mirar al suelo, evitar distracciones y no exponerse a riesgos evidentes.
Sin embargo, este deber no elimina la obligación de mantenimiento y seguridad que corresponde a los ayuntamientos, empresas o propietarios. Cuando el peligro no es visible o no está señalizado —por ejemplo, una baldosa suelta, un desnivel oculto o un suelo mojado sin aviso—, el perjudicado no puede prever ni evitar el accidente, aunque camine con atención.
Cómo demostrar que actuaste con diligencia
Para ganar una reclamación es crucial probar que, pese a actuar con cuidado, la caída fue inevitable. Las pruebas más relevantes son:
- Fotografías del lugar del accidente, que muestren que el obstáculo o el riesgo no era visible.
- Testimonios de testigos que confirmen que caminabas con normalidad y sin distracciones.
- Partes médicos que documenten las lesiones de forma inmediata.
- Denuncia o reclamación formal ante el responsable o el ayuntamiento para dejar constancia del hecho.
Los tribunales valoran estos elementos para determinar si el afectado cumplió con su deber de diligencia. Si se acredita que el riesgo no era perceptible y que el responsable incumplió su obligación de mantenimiento, la responsabilidad recae sobre éste y procede la indemnización.
Responsabilidad y deber de mantenimiento
La responsabilidad patrimonial de la Administración o la responsabilidad civil del establecimiento nace cuando existe un daño causado por un mal funcionamiento o una omisión del deber de cuidado.
Es decir, si el ayuntamiento no repara un pavimento deteriorado, o el propietario de un local no limpia ni señaliza adecuadamente una superficie mojada, están vulnerando su deber de mantenimiento y generando un riesgo que no debía soportar el ciudadano.
Conclusión
En definitiva, la clave para ganar una reclamación por caída no está solo en acreditar las lesiones, sino en demostrar que actuaste con diligencia y que el accidente era inevitable pese a tu precaución. En Abogados Tenerife te ayudamos a reunir las pruebas necesarias y a fundamentar la reclamación para conseguir una indemnización justa y efectiva.